viernes, 15 de junio de 2012

LA I - INTERSEXUALIDAD


La intersexualidad es una condición poco común por la cual una persona presenta discrepancia entre su sexo cromosómico (XY / XX), gónadas(testículos / ovarios) y genitales (pene / vagina) , poseyendo por tanto características genéticas y fenotípicas propias de hombres y mujeres, en grados variables.1 2 Puede poseer, por ejemplo, una abertura vaginal la cual puede estar parcialmente fusionada, un órgano eréctil (pene o clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos, los cuales suelen ser internos.
Anteriormente se empleaba el término hermafrodita, pero el mismo ha empezado a reemplazarse pues puede resultar engañoso, insensible y confuso2por comparar una característica común en algunas especies de animales y plantas con una condición de nacimiento que ocurre en algunos pocosseres humanos, la cual se asemeja a la anterior sólo remota y analógicamente. En 2006, the Lawson Wilkins Pediatric Endocrine Society (LWPES) y the European Society for Paediatric Endocrinology (ESPE) publicaron un estudio sobre desórdenes intersexuales con el objetivo de elegir una terminología de estos desórdenes que sea más descriptiva, que refleje más la etiología genética de la enfermedad, y que esté ausente de carga peyorativa. Acuerdan llamar a cualquier enfermadad intersexual: "disorders of sex development (DSD)" en español: Desórdenes del desarrollo del sexo.

Síntomas

Se dan en distintos grados y con diferente frecuencia, dependiendo de la causa subyacente:2 3
  • Clitoromegalia.
  • Genitales ambiguos al nacer.
  • Micropene.
  • Fusión parcial de los labios genitales.
  • Hipospadias.
  • Genitales con apariencia inusual al nacer.
  • Ausencia o retraso de la pubertad, o cambios físicos inesperados en la misma.
  • En niños aparentes: testículos aparentemente no descendidos (que podrían ser ovarios).
  • En niñas aparentes: masas labiales o inguinales (ingle), que pueden resultar ser testículos.

[editar]
Frecuencia

Es difícil calcular y establecer con exactitud la frecuencia con la que se da, no sólo por la falta de suficientes estudios especializados alrededor del mundo, sino principalmente porque no existen límites claros y definidos acerca de la presencia o no de intersexualidad. La combinación de órganos genitales, cromosomas, gónadas, hormonas y aparato reproductor interno de las personas son algo único en cada persona y, por tanto, las posibilidades son casi infinitas. De hecho, cerca de 1 de cada 2.000 niños nace con genitales que no son fácilmente reconocibles para un adulto.4 5 Según la bióloga molecular Anne Fausto-Sterling, profesora de la Universidad de Brown, hasta un 1,7% de la población presentaría en un cuerpo alguna variación de lo considerado totalmente masculino o femenino.6 7

[editar]
Intervención quirúrgica

La necesidad o no y el momento de la intervención quirúrgica es algo que es ampliamente discutido dentro de la comunidad médica y jurídica.[cita requerida]

[editar]
Sobre el tercer sexo

La creación de una categoría específica para la persona intersexual plantea varios problemas, como por ejemplo el riesgo de acarrear una marginación social.[cita requerida]
Algunos creen que no debería existir una definición clara y que no es necesario tener una definición legal; otros opinan que ninguna definición podría ser exacta, porque todas las personas son diferentes. Puede ser necesario que las personas intersexuales se identifiquen con algún término referente a su identidad sexual más cercano que el de “varón” o “mujer”.[cita requerida]

[editar]
Problemática

El mayor problema al que se enfrentan los intersexuales es su incapacidad para decidir por sí mismos su identidad sexual, pues ésta suele haberle sido asignada por sus padres o médicos. La preocupación de los padres sobre qué nombre ponerle al bebé, o cómo criarlo, puede hacer que lo sometan a intervenciones quirúrgicas que resulten dañinas para su salud, a veces dejando efectos secundarios como dolores, infecciones o pérdida de sensibilidad en los genitales. Es posible que al llegar a la edad adulta el sujeto no se muestre conforme con la identidad asignada, y se considere perteneciente al sexo contrario.
Algunas personas consideran que la clasificación general de las personas en hombres y mujeres es demasiado radical y que en realidad existen más de dos sexos, y por tanto que los individuos intersexuales deberían ser tratados de "manera neutral" hasta que sean capaces de decidir por sí mismos.[cita requerida] Sin embargo hay que tener en cuenta que no es posible tratar a un niño de "manera neutral" como un enfermo de identidad indefinida, sin que su sexualidad deje de ser algo privado, y no se sabe hasta qué punto la educación que reciba durante la infancia condicionará su identidad en el futuro.

[editar]Intersexualidad en la cultura

La novela "Middlesex", ganadora de un Premio Pulitzer, del autor estadounidense Jeffrey Eugenides examina la historia y dilemas de Calliope Stephanides, el protagonista de la novela, que es intersexual.
La película argentina “XXY”,8 escrita y dirigida por Lucía Puenzo, aunque no intenta presentar un caso clínico, tiene como protagonista a Alex, una adolescente a la que se le diagnosticó al nacer una hiperplasia suprarrenal. Este diagnóstico la convertiría en una pseudo-hermafrodita femenina.
El manga IS trata los problemas que esas personas enfrentan a lo largo de sus vidas, cómo ganar aceptación por lo que son y su incapacidad para reproducirse.
En 1947 se constató el cuarto caso (comprobado) de intersexualidad, el cual tras examen médico hecho por el doctor
Ferdinand Levin Strauss se comprobó que el paciente disponía de dos penes y una vagina

Definición: 

características sexuales masculinas y femeninas, en grados variables. Puede poseer una obertura vaginal la cual puede estar parcialmente fusionada, un órgano eréctil (pene o clítoris) más o menos desarrollado y ovarios o testículos, los cuales suelen ser internos.


En la sociedad se ha creado el constructo social que dice que “sólo se puede ser varón o mujer”, por ser lo que más se conoce, pero como los colores, no sólo hay blanco o negro, hay otros colores, otros grados que reflejan la realidad natural. La división en sólo dos categorías hace que toda determinación precisa del sexo de un individuo sea problemática.



Las definiciones médicas actuales que clasifican a las personas por sus órganos genitales, los cromosomas, las gónadas, las hormonas y el aparato reproductor interno del menor no son indicadores suficientemente fiables para determinar el sexo del bebé.



Cada recién nacido nace con una combinación única de estos factores y las diferentes combinaciones posibles son muy numerosas, esto hace que la asignación de un sexo para un menor no sea más que una simple suposición.


Los temas del cuerpo y la sexualidad, aunque no son nuevos, están en auge. Esto no es casualidad, pues el interés público en torno estos temas tiende a aumentar cuando los derechos a la privacidad, intimidad, y control sobre nuestros cuerpos se ven amenazados por el Estado. Dicho interés ha resurgido recientmente en Puerto Rico tras la controversia desatada por la revisión del Código Civil. Durante dicho proceso, sectores progresistas defendieron la propuesta de permitirle a las personas transgénero plasmar su cambio de “sexo” en el certificado de nacimiento. Además, se contemplaba legalizar las “uniones de hecho” tanto para parejas heterosexuales como para parejas del mismo sexo. Los sectores conservadores y fundamentalistas contratacaron, impulsando la polémica Resolución 99, que pretende elevar a rango constituional la definición legal del matrimonio como un contrato entre un hombre y una mujer.
En este contexto, han surgido en diversos foros valiosas aportaciones (aunque no suficientes) que abonan al cuestionamiento de la heteronormatividad. El reciente largometraje de la cineasta uruguayaLuisa PuenzoXXY, y el ensayo Cuerpo subversivo, norma seductora: Un capítulo de la historia de la heterosexualidad en Puerto Rico (2002) de la historiadora María del Carmen Baerga, son ejemplos de aportaciones recientes a estos cuestionamientos.
El filme XXY presenta a Alex, adolescente intersexual de 15 años. Los padres (Kraken y Suli) de Alex, abandonaron Buenos Aires, Argentina, para instalarse en una cabaña aislada en las afueras de Piriápolis, Uruguay. La razón de su mudanza fue que Alex pudiera crecer protegida de los prejuicios de la sociedad, al menos hasta que decidiera por una identidad de género. Sin embargo, Alex se resiste a tener que elegir un “género”. Un ejemplo, de esto se muestra cuando precisamente Alex deja de beberse las hormonas, que eran parte del proceso médico que le ayudaría a “elegir” su identidad. La familia recibe la visita de una pareja de amigos (Erika y Ramiro) que llegan de Buenos Aires con su hijo, también adolescente, Álvaro. La trama se desenvuelve entre la estadía de los amigos y su insistencia en castrar y evitar que Alex se desarrolle como un hombre, y la relación que va creciendo entre Alex y Álvaro, que no sabe que ésta es hermafrodita hasta que tienen su primera relación sexual. Otro aspecto temático del filme es la preocupación de los padres de Alex por evitarle cualquier tipo de sufrimiento, sobre todo Kraken (quien es biólogo marino).
Resulta interesante que en la década del 1940 en Puerto Rico ocurrió una historia veridica de la intersexualidad. . En Cuerpo subversivo, norma seductora, Baerga documenta la historia de un hermafrodita conocido como Emelino Troche, quien vivía en el pueblo de Hormigueros, y el escándalo que se desató a nivel nacional. El estudio de Baerga aborda como la sexualidad de Emelino se convirtió en materia de discusión pública en 1944, cuando fue acusado de “deshonrar” a la joven de 17 años, Luz Selenia Caraballo. Baerga, a través de su investigación, nos muestra cómo el escándalo sacó a luz la naturaleza “ambigua” del cuerpo de Emelina, quien luego de vivir parte de su vida como mujer, insistió en defenderse ante la Ley como hombre.
“Cuerpo subversivo, norma seductora: un capitulo de la heterosexualidad en Puerto Rico” de Maria del Carmen Baerga. (Revista Op. Cit. del Centro de Investiogaciones Historicas, Num. 14, 2002)
Luz Selenia se querelló ante el juez de Hormigueros, acusando a Emelino de haberla seducido y deshonrado, y exigiendo respeto y reparación mediante el matrimonio (aunque el espacio en esta reseña es demasiado limitado para abundar sobre el tema de la “virginidad” y el cuerpo de la mujer, nótese que la narrativa comienza con la pérdida del “honor” junto con la virginidad, como posesión de un cuerpo que se guarda o se roba). Las protagonistas se presentaron ante el tribunal vestidas como mujeres, dejando atónito al juez, quien conocía a Emelina de mucho antes. Explicado el “daño”, Emelina indicó que estaba dispuesta a repararlo mediante el matrimonio, desatando un escándalo, ya que el juez se negaba a casar a dos mujeres. Al insistir la pareja, Emelina fue enviada a realizarse un examen médico, el cual, según el certificado expedido, “reveló” que en efecto era un “hombre”. El juez entonces permitió que adquirieran licencia matrimonial, aunque Emelino continuó vistiendo ropas de mujer. Los planes de boda, sin embargo, se afectaron a raíz de la ola de publicidad que levantó el caso.
Baerga nos explica que a pesar de que: en la actualidad algunas definiciones y sistemas clasificatorios de siglos anteriores han sido dejados atrás, la idea de que somos poseedores de una naturaleza sexual, o un “sexo verdadero”, permanece vigente en los discursos del poder y en la opinión pública. La mayoría de la gente desea ser “normal”, por lo que luchan, con mayor o menor éxito, por alcanzar la “normalidad”.
En su ensayo, Baerga nos muestra cómo Emelino intentó encontrar la “verdad” sobre su ser en su “naturaleza sexual”, firmemente enmarcada dentro de los parámetros de la heterosexualidad y el binarismo hombre/mujer. Además, el ensayo demuestra que el deseo de Emelino de conformarse a la normalidad, y su convencimiento de que su conducta, sentimientos, inclinaciones y deseos responden a imperativos “naturales”, es precisamente lo que lo motiva a “confesarle” al mundo la “verdad” sobre su “naturaleza”.
Sin embargo, ni Alex ni Emelino se proyectan como víctimas. Por el contrario, como resaltan claramente tanto el filme de Puenzo como el ensayo de Baerga, ambos se aferran firmemente a su dignidad humana. Emelino adoptó una identidad pública masculina, aunque mantuvo su cabello largo para poder promocionarse como el “hombre-mujer” en los espectáulos “humorísticos” que protagonizaba para ganarse el pan (¿o tal vez como una forma sublimada y adecuada a la norma estética de aquella época, de afirmar su intersexualidad?). Alex, por su parte, ejerce su resistencia a las “normativas”sexuales que pretenden impornerle al dejar de tomar las hormonas que le recetaban para evitar que le creciera vello en la cara. Tanto el filme como el ensayo se distancian de presentar a sus sujetos como casos clínico, brindándonos en su lugar retratos profundamente humanos que no por ello pierden su valor analítico.
En síntesis, las propuestas que recogen ambos trabajos se pueden resumir en dos. La primera es que la “sexualidad” no consiste de un número fijo de identidades inherentes en la naturaleza, sino un complejo entramado de relaciones que es histórica y culturalmente variable, y puede incluir identidades flexibles. La segunda es que dentro de esa diversidad de identidades posibles, la intersexualidad es tan digna y legítima como cualquiera. La importancia de estas contribuciones radica en que proveen nuevas perspectivas, planteando de forma humana y accesible los temas del género, el cuerpo y la sexualidad, que para muchos en nuestra sociedad aun resultan tan confusos y delicados.

Iibros

No hace mucho me releí ‘Sexing the Body’ un interesantísimo libro de Anne Fausto-Sterling que habla de personas intersexuales.
La sociedad está dividida en dos grupos: hombres y mujeres, y todo está organizado para que creamos que vivimos en esta dicotomía, pero la realidad es que existen muchos seres que por una razón u otra no encajan completamente en ninguno de los dos géneros.
Acostumbrados a vivir en un mundo en el que todos estamos obligados a pertenecer a un género o a otro, no nos damos cuenta de la gravedad del problema, ya que, según Fausto-Sterling, un 1,7% de los niños son intersexuales en mayor o menor medida.
Pero pese a lo que pueda pensar la gente, el problema no reside en la intersexualidad de los niños, sino en el tratamiento que la medicina hace de estos casos.
En occidente –por lo que sé, diría que en España también es así, pero no puedo asegurarlo- cuando un niño nace con un sexo ‘confuso’ los padres no son informados de que tienen un niño intersexual, sino de que hay una pequeña confusión y que el médico debe descubrir cual es el ‘verdadero’ sexo del niño para poder actuar con celeridad. Se trata de una emergencia médica.
Ante estos casos ‘ambiguos’ los médicos se basan en los cromosomas, las gónadas, o en el tamaño del pene/clítoris para decidir el sexo con el que será criado el niño. Entonces empieza una vorágine de cirugías para intentar que la apariencia externa del niño concuerde con su ‘verdadero sexo’.
¿Qué hacen? Cortan los pedazos de genitales que sobran, como un clítoris largo o unos testículos en un recién nacido con cromosomas XX; y reposicionan la uretra en un niño XY para evitarle la humillación de no poder orinar de pie… Todo esto se hace para evitar problemas sociales, pero no deja de ser un tema estético tratado como un problema médico.
Es más, en muchos casos a los niños se les reasigna un sexo que no concuerda con sus cromosomas. Mayoritariamente esto se decide por el tamaño del pene/clítoris. Si es demasiado pequeño se quita lo que sobra y se convierte en clítoris.
Estas prácticas se realizan para evitar el sufrimiento del niño, pero el proceso también tiene sus consecuencias. Cuando es necesario crear quirúrgicamente una vagina, los padres deberán introducirle un dildo en el orificio para que no se cierre la herida, además la niña deberá pasar por este doloroso proceso varias veces en su vida. Si el problema es la longitud del pene, el médico debe medirlo erecto en las sucesivas revisiones, así que este lo masturbará y lo medirá. De una forma u otra el niño siempre acaba sufriendo.
Otro tema alucinante es como deciden si han tenido éxito en la elección del sexo en el niño. Si el adulto originalmente intersexual acaba siendo heterosexual, la reasignación se califica como un éxito, si es homosexual o bisexual, se considera un fracaso – de lo que se podría concluir que sólo la heterosexualidad es aceptable y normal ¿? -.
Fausto-Sterling argumenta que con todas estas prácticas lo que se está haciendo es eliminar la intersexualidad para que todos los humanos entremos en una de las dos categorías preestablecidas socialmente: hombres y mujeres, de forma que los niños intersexuales tienen todas las de perder. Dejando fluir la intersexualidad no empujaríamos a estos niños al quirófano.
Fausto-Sterling propone que se evite la cirugía de reasignación de sexo en recién nacidos, dejando asíque sea el crío el que decida con que sexo se siente más cómodo y si quiere, o no, pasar por el quirófano para arreglar sus ‘problemas’ estéticos.
Evidentemente este acto de rebeldía también tiene sus consecuencias, sobretodo para la realización social del niño, pero como mínimo no se le somete a cirugías y amputaciones irreversibles sin su consentimiento.
La lectura del libro de Anne Fausto-Sterling es muy reveladora sobre un tema que la sociedad obvia porque no encaja en la imagen de uniformidad que queremos dar.
Más información sobre intersexualidad | ISNA
Un interesante corto documental online | XXXY

Experiencia de un INTERSEXUAL 

ABRIEL J. MARTIN INTERSEXUAL «Me negaba a ponerme bikini»

Al nacer sus genitales eran tan ambiguos que el médico le asignó el sexo femenino. Se equivocó y a aquella niña que nunca se sintió niña, en vez de venirle la regla a los 12 años le salieron pelos en todo el cuerpo.


A los 16, Patricia pasó a ser Gabriel y hoy el sabadellense de San Fernando (Cádiz), Gabriel José Martín Martín, 39, es psicólogo y trabaja en la Coordinadora Gai Lesbiana de Catalunya y da conferencias sobre la intersexualidad (antes hermafroditismo) en toda España y parte del extranjero.

¿Cómo puede un médico confundir un pene de un bebé con una vulva?
A veces los genitales no se acaban de formar durante el embarazo de la madre. En mi caso concreto fue porque nací con un micropene que podía confundirse con un clítoris, los testículos no habían descendido y, en el lugar del escroto, había un hipospadias, es decir, que el orificio por el que sale la orina desembocaba donde debía haber un escroto y parecía una vulva.

¿Por qué le pasó a usted?

El porqué de mi caso lo he sabido muy recientemente, se debe a una mutación en el gen del receptor de la gonadotropina LH, que está implicado en la producción de testosterona. Como no funcionaba correctamente, mis genitales externos subvirilizaron. Hay múlitples factores que desembocan en múltiples tipos y subtipos de intersexualidad

Le bautizan como Patricia y le visten como una niña.

Y me regalan muñecas que yo tiro a la basura porque me gustan más los rifles y las flechas de los niños.

¿Patricia es una niña infeliz?

Mucho porque pero no porque desde siempre me sentí chico, sino porque sabía que mostrar mi verdadera identidad me traería problemas y rechazo. Era infeliz porque no podía mostrarme tal cual soy. Desde muy pequeño aprendí lo importante que es poder mostrarse con transparencia. Me consolaba imaginando cosas. Soñaba con ser supermán y vaquero del oeste.

¿A que jugaba?

¿Cuando me dejaban participar? Me encantaba el fútbol. Yo era «la» delantero que marcaba todos los goles. A veces creo que el motivo de que no me dejasen jugar con ellos, realmente, era que siempre fui mejor que los demás chicos. Ya sabes, ¡la envidia es muy mala! (risas).

¿La sudafricana Caster Semenya es un caso de intersexualidad?

Eso parece. Es un tema complicado eso de su participación en competiciones. Por un lado entiendo que llevará entrenando desde muy pequeño/a. Por otro lado entiendo las quejas de las atletas femeninas. No pueden competir en igualdad de condiciones… y eso va en contra del espíritu olímpico. No es una situación fácil y no se debe opinar sobre estos temas a la ligera.

¿Qué decían sus padres?

Sólo hablé con mi madre en una ocasión y no debía haber sido necesario que fuese yo quien tomase la iniciativa, era muy evidente que algo “raro” pasaba conmigo. Ellos sabían algo, porque ya en la familia había habido otra ambigüedad genital. Pero miraron para otro lado. Mi madre me pidió que estudiase mucho, que hiciera una carrera y encontrara un buen trabajo lejos, donde nadie me conociese y pudiera hacer mi vida. Es duro que te destierren para poder ser tú mismo pero es más duro que lo haga tu propia madre. Fuí al médico por primera vez al cumplir los dieciocho años.

Sus fotos de esa época serán de campeonato.

Lo cierto es que apenas quedan, yo mismo las rompí casi todas al empezar a vivir como Gabriel, me traían recuerdos muy dolorosos. Afortunadamente, tiempo después (cuando ya había superado todo aquel dolor) encontré escondido un sobre con fotos mías de pequeño. La verdad es que era una monería (risas). Si quieres, te envío alguna.

¿Qué le pasa a aquella Patricia con pelos en las piernas?

Que en vez de crecerle los pechos y bajarle la regla, le salen barba, le crece el pene y comienza a eyacular al masturbarse..

O sea que usted tiene hoy un pene normal y corriente.

No, mi pene es menor que la media y los cirujanos no pudieron corregirme el hipospadias. De adulto, algunas cirugías son muy difíciles y van a generar más problemas (fístulas) que soluciones. Al principio me sentía muy inseguro pero, con los años y echarle valor, he aprendido (por experiencia) que no es un problema en absoluto para tener sexo muy satisfactorio.

¿Hasta cuándo viviste en la incertdumbre?

A los dieciséis descubrí el “pseudohermafroditismo masculino” (así le decían hace unos años) en la página 377 del «Libro de la Vida Sexual» del médico López Ibor y por fin empecé a entenderme y a poder explicarme a los amigos íntimos. Todos dijeron “¡ah claro… con razón!” y empezaron a llamarme Gabriel.

¿Por qué Gabriel?

Es el nombre que tenía previsto mi madre. Patricia si era niña, Gabriel José si era niño. No lo elegí, era mi nombre.

¿Se cambia así de un día al otro?

Yo no cambié, simplemente me quité una máscara. Durante años vestí muy andrógino: camisetas unisex, tejanos… en la playa me bañaba con chándal. ¡Me negaba a ponerme un bikini! Era una solución de compromiso conmigo mismo: no me podía vestir aún de chico pero no me vestía como chica porque me resultaba insoportable. Así fue hasta que tuve un diagnóstico.

¿Y el paso definitivo a la masculinidad?

(Risas) ¡Yo nunca fui femenino! La masculinidad no es algo hacia lo que uno se cambie. Uno es hombre al margen de que lo pueda mostrar o no. Lo que cambió fue tener un diagnóstico y un certificado médico, con una docena de pruebas diferentes diciendo que era un varón desde el momento de mi nacimiento. Con esto en la mano, pude ir al juez y solicitarle que se rectificasen mi sexo y nombre en el Registro Civil.

¡Por fin!

Nada de “por fin” porque hasta los 34 viví con ese estigma interiorizado. Vergüenza, inseguridad, miedos, angustias, traumas. Que hoy me sienta bien conmigo mismo y haya sido capaz de solucionar mis problemas, no significa que siempre haya sido así. Lo peor no es lo que te ocurre, sin el estado psicológico en que te sume.

Hoy es gay ¿No tiene mas remedio?

Siempre fui gay, hoy y ayer. Otra cosa es el proceso de autodescubrimiento que, como a todo homosexual, le lleva su tiempo. Además, mi proceso venía condicionado por la experiencia de haber nacido con una intersexualidad y me hacía estar mucho más confuso aún. La orientación sexual está en el cerebro, no en los genitales y no tiene nada que ver con quién te acuestas, sino de quién te enamoras. Y el amor auténtico, de entrega, de pasión y de búsqueda de la comunión entre los dos sólo lo he vivido con hombres.
¿Siguen naciendo niños con intersexualidad?
Naturalmente, en el 0,018% de los nacimientos aparece una intersexualidad. Afortunadamente las cosas han cambiado muchísimo respecto de hace 39 años y es mucho más sencillo conocer la identidad sexual de un bebé conforme a determinados elementos que no tienen que ver con los genitales.

¿Hay que operarle?

Sí. Y no por estética sino por pura salud, por pura calidad de vida. Unos testículos no descendidos, unas glándulas hormonales que no funcionen bien, etc. puede ocasionar graves problemas de salud cuando ese bebé sea adulto. De cualquier modo, si alguien quiere más información, lo mejor que puede hacer es leerse el “Consensus Statment on Management of Intersex Disorders” que resume el esfuerzo de sistematización de expertos en el tema, incluyendo a multitud de personas nacidas con intersexualidad.

CARNE DE GIMNASIO
A los 19 años tuvieron que extirparle los testículos. Los tenía inguinales y podían tumorizar.

«Desde entonces, engordo como un gato castrado lo que tengo que contrarrestar con mucho gimnasio. Y además cada mañana, al salir del gimnasio, tengo que aplicarme en el pecho una dosis muy controlada de gel de testosterona suplementaria para regular líbido, pelo, colesterol, osteoporosis y energía corporal».



No hay comentarios:

Publicar un comentario